EL BARULLO DE LA SISTEMÁTICA (*) 

Disciplina compleja si las hay. Se trata del área de las Ciencias Naturales desde la que se identifican, ordenan y clasifican los seres vivos.

En el caso del pejerrey, en nuestras aguas se registran unas 10 especies, teniendo en cuenta que especie es toda unidad básica de clasificación biológica con capacidad para reproducirse en sucesivas generaciones.

PEJERREYES ARGENTINOS

  • Odontesthes bonariensis – Flecha plateada
  • Odontesthes humensis – Pejerrey rioplatense (raro)
  • Odontesthes perugiae – Juncalero
  • Odontesthes retropinnis – Pejerrey de aleta retrasada (raro)
  • Odontesthes hatcheri – Pejerrey Patagónico
  • Odontesthes incisa – Cornalito (Marino)
  • Odontesthes platensis – Panzón (Marino)
  • Odontesthes smitti – Corno o Pejerrey de Manila (Marino)
  • Odontesthes argentinensis – Escardón (Marino, suele ingresar a cursos de agua dulce)
  • Odontesthes nigricans – Pejerrey Malvinero (Marino)

En el delta, Río de la Plata y ambientes lacustres el más famoso es Odonthestes bonariensis (pejerrey común – Flecha de Plata), citamos también para los grandes ríos como el Plata y el Paraná a Odonthestes perugiai (pejerrey juncalero) y algunos pescadores atrevidos se animan a asegurar que también ingresa desde el mar al estuario Odontesthes incisa (cornalito o pejerrey enano). Aseguro que O. incisa no ingresa a las aguas dulces y que los aficionados a esta pesca de la que hacen un verdadero culto, creen pescar cornalitos y en realidad pescan juveniles de O. bonariensis y O. perugiae.

Los pescadores deportivos consideran una disciplina a la pesca del pejerrey, valioso pez que desde el otoño hasta la primavera habita en el estuario del Plata, en el Río Uruguay y en los grandes cursos de agua del delta como el Paraná Guazú, el Paraná Bravo y el Paraná de las Palmas, además de en casi todas las lagunas bonaerenses y puntanas, entre otras. El armado de líneas y aparejos especiales y la selección de carnadas le dan a esta práctica un sabor muy especial.

Si bien el recurso es abundante y renovable, consideremos las vedas y medidas como una conducta que debería estar instalada en cada pescador. Reflexionemos al respecto y seamos capaces de respetar al pez que tanto admiramos. Sólo de esta manera lograremos perpetuar los hermosos y frescos amaneceres que sentimos caña en mano los pescadores de pejerrey.

(*) La sistemática del pejerrey es sumamente compleja y hasta conflictiva. Diversos nombres científicos se le han atribuido a la popular flecha de plata. Los ictiólogos trabajan afanosamente para reconocer e identificar a las distintas especies pertenecientes a este grupo para lograr un adecuado ordenamiento. Actualmente se denomina al género Odonthestes.

 

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Las aguas del Plata se van enfriando paulatinamente. Durante el otoño multitudinarios cardúmenes de flechas plateadas ingresan al gran río dando los primeros indicios de su llegada en tradicionales pesqueros como los aledaños a la boya Hillstone, aguas afuera de Berisso, y más tarde la zona de la punta Martín chico en la costa uruguaya. Luego, “avisará” la región cercana a la Isla Juncal y más tarde estos grandes viajeros incursionarán en el Paraná Guazú, para al fin dar por iniciada una nueva temporada de pejerrey distribuyéndose masivamente en los grandes ríos del delta inferior y en todo el estuario.

Desde épocas antiguas existen relatos referentes a este pez. Anécdotas que narraron hace varios siglos los frailes Florián Paucke y Sánchez Labrador hacen alarde a través de un florido lenguaje de las bondades integrales de las “flechas de plata”.

Este Aterínido (del griego Ather = flecha) es sin dudas uno de los peces más elegantes de nuestra ictiofauna. Comparte su categoría taxonómica con pavitos, agujas de río y madrecitas de agua entre otros peces. El Orden Ateriniformes comprende especies de agua dulce, especies marinas y algunas de estas últimas de penetración fluvial.

De aspecto elegante y estilizado es un gran nadador y un amplio dominador de las aguas, tanto en espejos calmos como lo son las lagunas bonaerenses, en lagos y embalses, en los más caudalosos ríos del delta del Paraná y en el litoral marítimo. Su color es blanco plateado en los flancos y en el vientre, oscureciéndose en la región dorsal en la que ostenta una coloración que puede ser, según la especie de la que se trate y el ámbito en el que viva, verde, gris o amarillento.

Haciendo una breve descripción morfológica se observa en el pejerrey un cuerpo de forma cilíndrica, grácil y de líneas esbeltas que le otorgan una gran hidrodinámica. Su cabeza es ligeramente cónica, y con respecto a las dimensiones corporales, grande y alargada. En ella se destacan dos notables ojos, dos pequeñas narinas y la boca que es protráctil por lo que se proyecta hacia adelante para la captura del alimento, y está armada con diminutos dientes.

Diversas dietas componen su régimen alimentario según el ambiente en el que viva, la época del año, la edad, la oxigenación de medio, la temperatura, etc.

Planctófago por excelencia, también puede ser ictívoro, omnívoro, o en algunos casos, cuando el hambre acosa, hasta caníbal, devorando a sus propios congéneres. De la calidad del alimento incorporado en la primera etapa de su desarrollo, depende que los juveniles puedan alcanzar una longitud cercana a los veinticinco centímetros de largo durante el primer año de vida. Luego el crecimiento es gradual. En su desarrollo máximo alcanza los dos kilos de peso y los setenta centímetros de longitud, aunque asiduamente se registra la captura de ejemplares excepcionales que sobrepasan estas dimensiones, sobre todo en la zona del Río de la Plata conocida como “Playa Honda”.

Para su locomoción cuenta con ocho aletas, todas ellas con rayos flexibles y sin espinas: dos aletas dorsales, dos ventrales, dos pectorales, una anal, y una caudal homocerca (con sus dos lóbulos iguales). Esta última aleta, asociada con la disposición bien compacta de los músculos caudales, es la responsable de la dirección y de la velocidad en la natación.

Todo el cuerpo se encuentra cubierto por una fina pero muy especializada epidermis que se halla protegida por una capa de mucus y presta inserción a las escamas cicloideas típicas de los Aterínidos. Muy llamativa es la región de la línea lateral. En los flancos del cuerpo del pejerrey la mencionada estructura sensitiva, anexa de los órganos de los sentidos, discurre junto a una notable estola plateada característica de este pez. El color plata brillante es producto de un reluciente pigmento.

La reproducción se lleva a cabo en los meses de primavera. Una hembra adulta puede llegar a desovar hasta cuarenta mil huevas, lo que no es garantía de una repoblación natural exitosa, dado que es muy variable el promedio de supervivencia y son múltiples sus depredadores.

La fecundación es externa. Las huevas son de color amarillento y se unen a modo de racimo por medio de un delgado filamento. Luego de la puesta se arraigan al fondo o a la vegetación acuática hasta el momento de ser fecundados para luego madurar hasta el nacimiento de los alevinos. La eclosión se produce entre los siete y los veinte días posteriores a la fertilización, dependiendo esto de la temperatura y de la naturaleza química del medio.

Si bien es considerado por los pescadores un pez “de todo el año” técnicamente es un animal estenotérmico. Este término alude a que el óptimo rendimiento de sus funciones vitales se cumple en condiciones de temperatura que oscilan entre los dieciséis y dieciocho grados centígrados. Se trata de un pez social y gregario que se desplaza migrando en nutridos cardúmenes.

Muchos son los pejerreyes que pertenecen al Orden Ateriniformes. Para nuestras aguas dulces, fluviales o lacustres, salobres y marinas, se citan 10 especies de pejerrey, entre las que descuellan para el pescador deportivo por ser susceptibles de pesca fluvial, las que mencionaremos con más detalle en este artículo y en el que publicaremos el próximo mes.

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Los meses marzo y abril son ideales para pescar patíes en el Río de la Plata. Bien pescado, es un pez que da grandes satisfacciones a quienes disfrutan de poder tener una contienda con un verdadero peso pesado.

Citamos al patí (Luciopimelodus pati) entre los grandes de agua dulce, y es sin duda alguna para los pescadores deportivos uno de los peces más populares. Pertenece al grupo de los Silúridos. Comparte esta categoría taxonómica con bagres, armados, manduvíes, surubíes, etc.

Son peces de fondo que pueden pescarse durante todo el año, pero la época de mayor presencia y actividad en el estuario del Plata es entre los meses de diciembre y abril. Si bien su captura se realiza durante todo el día, las horas de la noche son las de mayor eficacia dado que se trata de animales de hábitos crepusculares y nocturnos.

Típicamente Siluriforme, presenta un cuerpo tosco y poco grácil. La cabeza es grande y en ella se destaca una boca enorme con pequeños dientes dispuestos a modo de placas que el pescador conoce comúnmente con el nombre de “raspadillas”. En la periferia bucal se observan largos barbillones que constituyen un verdadero sustituto de la visión, puesto que el patí vive en aguas turbias y cenagosas en las que la visibilidad es muy dificultosa, pese a ello, sus pequeños ojos ubicados sobre la cabeza están adaptados para la mencionada contingencia.

El aparato locomotor está conformado por ocho aletas, todas ellas carentes de rayos espinosos: dos pectorales, dos ventrales, una aleta anal, una caudal de finos lóbulos, una dorsal y una extensa adiposa. Las aletas interactúan con la poderosa musculatura de la región caudal, y esta característica se expresa en la lucha que ofrece especialmente cuando lo acercamos a la superficie.

Como todos los miembros del grupo al que pertenece es un pez de piel desnuda dado que carece de escamas. No obstante, la protección está garantizada dado que la dermis genera una gruesa capa de mucus que resguarda a la piel de los cambios bruscos en el PH del agua y de la lacerante acción de los parásitos externos.

La coloración del patí presenta varias alternativas. Esto es en razón de la abundante cantidad de células pigmentarias que se encuentran en la piel llamadas cromatóforos. Estas estructuras celulares reaccionan a pautas impuestas por el medio externo como la temperatura, salinidad y transparencia del agua. En cautiverio ostenta una bellísima tonalidad azul plomizo con destellos irisados. En libertad, los ejemplares juveniles son de color gris y cuando se trata de patíes grandes aparecen manchas oscuras en ambos flancos. En todos los casos el vientre es definidamente blanco.

Su régimen alimentario es muy amplio. Omnívoro a la hora de la escasez, devora todo lo que considere comestible. Cuando la abundancia le permite seleccionar su dieta es un gran predador que sin empacho da cuenta de mojarras, pequeñas bogas, bagres y sabalitos.

Por las características del medio que frecuenta, el olfato cumple un papel fundamental en la búsqueda del sustento, factor que debe tenerse en cuenta a la hora de la elección de las carnadas. Los filetes de carnada blanca, un llamativo “pulpo” de lombriz y algunas vísceras y carnes rojas  en avanzado estado de descomposición son cebos inmejorables, pero aguas afuera del Plata una vivaz anguila o una morena seguramente nos otorgarán la posibilidad de una excelente captura.

Luciopimelodus pati es una especie que el pescador deportivo aún no ha aprovechado en su total magnitud, tal vez por desconocimiento. Muy pocos pescadores dan crédito a los relatos que aseguran con vehemencia y desbordante entusiasmo que es posible obtener ejemplares de hasta 20 kg. de peso a pocos minutos de la ciudad de Buenos Aires.

Suele alcanzar grandes y sorpresivas dimensiones. En lugares profundos es habitual obtener grandes peces de siete a diez Kg., y no frecuente pero muy posible es la captura de algún gigante de más de un metro de longitud y entre quince y veinte kilos de peso.

Por supuesto, puede pescarse un gran patí desde muelles como el del Club de Pescadores de Buenos Aires sobre el río Paraná Guazú, que en varias ocasiones rindió durante la noche peces de hasta 7 kg., pero la pesca embarcada y en especial al garete, es sin dudas la más rendidora si buscamos uno de los grandes.

En el Río de la Plata existen lugares que son verdaderas citas para el Gran Patí. Nos referimos a los Pozos del Barca Grande, al Canal Buenos Aires y a la zona conocida como “La Depresión”.  Como ya citamos, la modalidad ideal para llevarse a cabo es el garete, conocida también como “a camalote” o “pindá” y consiste en derivar la embarcación para tentar a  los peces en un mayor radio. También puede pescárselo con la embarcación anclada, pero las posibilidades van a ser menores.

En cuanto al cuidado en el garete, es recomendable tener especial atención en “La Depresión” dado que en esta zona abundan los espineles de depredación comercial y no es agradable enredar en ellos nuestras líneas o lo que es peor, el “muerto” de nuestra embarcación si es que lo estamos usando.

El equipo a utilizar deberá estar compuesto por una caña de 1.80 a 2.20 m. de acción de punta para efectuar una buena clavada sin inconvenientes y un reel preferentemente rotativo cargado con 200 m. de multifilamento.

El aparejo es muy sencillo. Se trata solamente un plomo pasante de no más de 20 g. de peso sobre el nylon del reel y en el extremo atamos un leader resistente que estará complementado por un anzuelo de tamaño importante y muy bien afilado, teniendo siempre en cuenta que estamos intentando capturar un pez que tiene una gran bocaza. El plomo no debe superar el gramaje mencionado porque de ser más pesado, el engaño arrastrará el fondo y se llenará de algas, vegetales en descomposición y limo, restándole atractivo a la carnada. Como sugerencia recomendamos pescar con la línea trabajando por lo menos a 50 m de la embarcación. Así hemos obtenido los mejores resultados.

OTROS PATÍES

También se conoce con el nombre vulgar de patí a Perugia argentina o patí de aletas negras y a Megalonema platanum o patí mal anuncio.

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Febrero llegó con una agobiante ola de calor. La pesca se ha tornado hostil, y hasta podríamos decir, rara. Las crecientes de años recientemente anteriores han generado las famosas “planicies de inundación” (*) y sumadas a las migraciones de siempre, aparecen sorpresas.

(*) Principalmente los dorados, pero también otros peces, evolucionaron para valerse de ámbitos circunstanciales que son producto de las crecientes. Allí las larvas y juveniles se desarrollan en un ambiente con mucho alimento, y luego se dispersan hacia los ríos y arroyos.

En ese orden, este verano el delta y Río de la Plata se han visto “invadidos” por un pez poco conocido por estas latitudes: el Pirapitá.

Se trata de un carácido pariente de muchos peces que pueblan la cuenca. Se destaca por tener su cuerpo cubierto de escamas, fuerte, pero a la vez, grácil y estilizado, tal es así que al ojo del pescador poco experimentado puede llegar a confundirse ni más no menos que con el mismo dorado.

Si bien su color es plateado, la confusión estriba en la similitud de sus líneas corporales y en el color de sus aletas que son de un fuerte bermellón y con algunos “detalles” parecidos a las del Tigre de los ríos, como la franja negra que atraviesa la caudal.

La cabeza es chica y en ella se destacan dos ojos prominentes y una boca grande, armada con pequeños dientes adaptados a una dieta omnívora.

Suelen alcanzar muy generosos tamaños, en aguas del Alto Paraná los he visto de hasta 4 o 5 kilos, aunque hay registros de ejemplares que orillaron los 10 kg.

En este momento, en el Paraná inferior y en el estuario, se están obteniendo juveniles y en cantidad. Un ejemplar de 1 kilo y medio o 2 kg. Hoy es considerado un buen Pirapitá del Plata.

¿POR QUÉ SALMÓN DEL PARANÁ?

Brycon orbignyanus es llamado también Piracanjuva o Pirapitanga, este pez exhibe una coloración rojiza en su carne, producto de un pigmento que le da esa tonalidad. De esto se desprende el nombre mal aplicado de “Salmón del Paraná”, y queda muy en claro que nada tiene que ver con los salmónidos, excepto el tinte de su carne. Pero atención! Los guaraníes también notaron esta particularidad, y en consecuencia lo nombraron… Pirapitá (Pirá: pez/Pytá: rojo)

¿CÓMO LO PESCAMOS?

Se trata de un omnívoro que hace honor a esta característica. Lo podremos pescar con equipos de variada. Se interesará por nuestras líneas de fondo y también por las de flote. Lo hemos capturado con trocitos de corazón vacuno, daditos de salamín, lombriz blanca y colorada, pastas para bogas y carpas, maíz fermentado, filet de mojarra, postitas de boga y hasta con señuelos y cucharas.

Aproveche el momento. Este salmón, no le hizo caso a Andrés Calamaro, y no siguió la misma dirección, migró al Plata, y está entre nosotros.

AGRADECIMIENTO:

A mi amigo Gustavo Kafer, por las fotografías.

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El Río Paraná Guazú siempre ha sido uno de mis pesqueros predilectos. En mi infancia, lo he visitado en varias ocasiones contra viento y marea, o mejor dicho, contra balsas y ripio. Antes de la construcción del complejo ferrovial Zárate-Brazo Largo, o del exponencial crecimiento de la actividad náutica, ir al Guazú significaba toda una odisea. Una gran aventura era hacer la cola en Zárate a la vera del Paraná de las Palmas para acceder a la primera balsa, comprar el protector plástico en forma de rejilla para el parabrisas, y recorrer los 25 km. de la isla Talavera a toda pedrada, con la consigna de apoyar las manos bien abiertas en los cristales cada vez que algún vehículo venía de frente, como para amortiguar el golpe de las piedras, se decía. Luego, había que abordar una segunda balsa, la que luego de cruzar el Gran Río nos dejaba en la costa entrerriana del Paraná.

Todo esto tenía su premio. En invierno las cosechas de pejerrey eran multitudinarias, con dobletes y tripletes a la orden del día. Y en primavera y verano, enormes armados, bogas y buenas capturas de dorado hacían de este pesquero un ámbito ideal para dar rienda suelta a nuestra pasión.

Hoy, la mano depredadora del hombre en todas sus facetas ha impactado de modo tal que una pesca como la que hice en esta ocasión es considerada al menos, aceptable.

Preparé una artillería de señuelos y un equipo de Baicasting para intentar la captura de doradillos con artificiales. Hoy, es lo que hay. Y no es poco! La pesca de Tigre de los ríos con señuelos es una práctica que depara grandes satisfacciones.

Pude obtener una decena de ejemplares en una tarde. Todos dorados chicos, pero eso no minimiza la bravura de estos peces ni tampoco la sensación que el pescador siente en el momento del ataque.

En esta oportunidad utilicé una caña Dragon Tech de 6 pies y 10/17 lb. con un reel de bajo perfil de los llamados popularmente “huevitos” cargado con multifilamento de 20 lb. Los señuelos que descollaron fueron el lipless Flap Jack de Strike Pro y los reconocidos Bendy y Chake de la marca Tech. Siempre que pescamos dorados, tarariras o chafalotes, entre el sedal del reel y el señuelo utilizamos un leader de acero bien flexible para evitar eventuales cortes producidos por las dentelladas.

Como es nuestra costumbre, todas las capturas han sido cuidadosamente devueltas a su medio.

Hasta la próxima!

 

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Fondearse en cualquier río o arroyo del delta y tener la posibilidad de obtener un ejemplar colosal de carpa, es un privilegio que quienes navegamos y gustamos de la pesca podemos darnos. También es una alternativa muy válida para pescarla en muelles y espigones. El conocimiento general de la especie, su biología y comportamiento, nos da un plus fundamental para lograr el éxito.

Hacia fines del siglo XIX, durante la presidencia del General Roca, llegó destinado a la provincia de Córdoba un lote relativamente numeroso de ejemplares juveniles de carpa. Ni el profeta más acertado podría haber imaginado la prolífera dispersión de este pez que a través de una gran capacidad de adaptación a diferentes medios, conquistó sin prisa y sin pausa el sistema del Río Salado, las lagunas bonaerenses y el estuario del Río de la Plata.

Este Ciprínido originario de Asia menor fue introducido en Europa por los romanos y diseminados en todo el planeta por los amantes del acuario y de los jardines con peces.

Su cuerpo es fusiforme y presenta siete aletas entra las que sobresale un extensa dorsal. La piel de este pez es gruesa y está cubierta por grandes escamas cicloideas y una abundante capa de mucus que la protege de los cambios en el PH del agua y los ectoparásitos. Su cabeza es grande y está limitada en su extremo anterior por la boca que es relativamente chica. Rodean a las mandíbulas dos pares de barbillas ubicadas sobre las comisuras labiales. Su régimen  alimentario es omnívoro. Prefiere las aguas remansadas o estancadas con abundante vegetación y con poca profundidad.

Las carpas requieren muy poca cantidad de oxígeno para sus funciones vitales (3 mg. de oxígeno por litro de agua), hecho que facilita su adaptación a los más hostiles medios. Tiene además una gran tolerancia a las variantes térmicas. Se conoce las adaptaciones a medios tropicales y también se ha comprobado que resiste las frías temperaturas sin inconvenientes.

La reproducción tiene lugar para fines de la primavera. El agua no debe tener una temperatura inferior a los diecisiete grados centígrados.

Una hembra adulta desova aproximadamente trescientas mil huevas y la fertilización de las mismas, por cuestiones aún no determinadas en el campo del comportamiento animal, se realiza en horas de la noche o el amanecer. Tres o cuatro machos cortejan a una sola hembra en un interesante juego nupcial con ruidosos saltos y veloces corridas.

Al tercer día las huevas fecundadas eclosionan y nacen los voraces alevinos que tienen una longitud de 0,5 cm. Inmediatamente los pequeños comienzan a alimentarse de algas y zooplancton teniendo particular predilección por vivaces microorganismos llamados rotíferos.

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El crecimiento responde a una serie de pautas vinculadas con las condiciones ambientales y a la disponibilidad de alimento. En libertad un ejemplar adulto puede llegar a medir unos 80 cm. de largo y alcanzar un peso cercano a los 15 kg., en tanto que en cautiverio condiciona hormonalmente su crecimiento al espacio físico en el que se halle.

La gran diversidad existente de especies y subespecies pertenecientes al género Cyprinus no es solo debido a la fortaleza integral del pez y a su capacidad de adaptación, sino también a las forma en que las carpas pueden ser experimentadas en los laboratorios donde los ictiólogos operan una minuciosa selección de caracteres genéticos logrando los más variados ejemplares.

Así han aparecido razas muy apreciadas por los acuaristas y se ha mejorado el rendimiento en la cantidad de su carne para ser utilizada con fines gastronómicos.

Para nuestras aguas se cita como la especie más común a Cyprinus carpio llamada vulgarmente Carpa Germana.

EQUIPAMIENTO PARA PESCARLA

Cualquier equipo de Bait casting o spinning de alrededor de 1,80 m. y 10/17 lb. como máximo, será suficiente para poder lograr una buena carpa. El reel, debe estar cargado con nylon de 0,30 mm o multifilamento de no más de 20 lb. La línea, un aparejo de fondo con dos anzuelos tipo “bogueros”, cortos, fuertes y bien afilados como los de la marca Katashi, modelo Maruseigo n° 14. El plomo tendrá relación con la intensidad de la corriente del curso en el que elijamos pescar.

CARNADAS: Harinados, masas aromatizadas, lombrices, maíz fermentado y sazonado con ajo o esencia de vainilla. La carpa utiliza mucho el olfato para localizar su alimento, por ello recomendamos la incorporación de componentes de atracción olfativa en las carnadas.

También sugerimos “cebar” la zona. Cuando llegamos al pesquero y aproximadamente cada media hora arrojar val agua un par de puñados de maíz atraerá no sólo a carpas, sino también a bogas y bagres.

Hasta la próxima!

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