Las aguas del Plata se van enfriando paulatinamente. Durante el otoño multitudinarios cardúmenes de flechas plateadas ingresan al gran río dando los primeros indicios de su llegada en tradicionales pesqueros como los aledaños a la boya Hillstone, aguas afuera de Berisso, y más tarde la zona de la punta Martín chico en la costa uruguaya. Luego, “avisará” la región cercana a la Isla Juncal y más tarde estos grandes viajeros incursionarán en el Paraná Guazú, para al fin dar por iniciada una nueva temporada de pejerrey distribuyéndose masivamente en los grandes ríos del delta inferior y en todo el estuario.

Desde épocas antiguas existen relatos referentes a este pez. Anécdotas que narraron hace varios siglos los frailes Florián Paucke y Sánchez Labrador hacen alarde a través de un florido lenguaje de las bondades integrales de las “flechas de plata”.

Este Aterínido (del griego Ather = flecha) es sin dudas uno de los peces más elegantes de nuestra ictiofauna. Comparte su categoría taxonómica con pavitos, agujas de río y madrecitas de agua entre otros peces. El Orden Ateriniformes comprende especies de agua dulce, especies marinas y algunas de estas últimas de penetración fluvial.

De aspecto elegante y estilizado es un gran nadador y un amplio dominador de las aguas, tanto en espejos calmos como lo son las lagunas bonaerenses, en lagos y embalses, en los más caudalosos ríos del delta del Paraná y en el litoral marítimo. Su color es blanco plateado en los flancos y en el vientre, oscureciéndose en la región dorsal en la que ostenta una coloración que puede ser, según la especie de la que se trate y el ámbito en el que viva, verde, gris o amarillento.

Haciendo una breve descripción morfológica se observa en el pejerrey un cuerpo de forma cilíndrica, grácil y de líneas esbeltas que le otorgan una gran hidrodinámica. Su cabeza es ligeramente cónica, y con respecto a las dimensiones corporales, grande y alargada. En ella se destacan dos notables ojos, dos pequeñas narinas y la boca que es protráctil por lo que se proyecta hacia adelante para la captura del alimento, y está armada con diminutos dientes.

Diversas dietas componen su régimen alimentario según el ambiente en el que viva, la época del año, la edad, la oxigenación de medio, la temperatura, etc.

Planctófago por excelencia, también puede ser ictívoro, omnívoro, o en algunos casos, cuando el hambre acosa, hasta caníbal, devorando a sus propios congéneres. De la calidad del alimento incorporado en la primera etapa de su desarrollo, depende que los juveniles puedan alcanzar una longitud cercana a los veinticinco centímetros de largo durante el primer año de vida. Luego el crecimiento es gradual. En su desarrollo máximo alcanza los dos kilos de peso y los setenta centímetros de longitud, aunque asiduamente se registra la captura de ejemplares excepcionales que sobrepasan estas dimensiones, sobre todo en la zona del Río de la Plata conocida como “Playa Honda”.

Para su locomoción cuenta con ocho aletas, todas ellas con rayos flexibles y sin espinas: dos aletas dorsales, dos ventrales, dos pectorales, una anal, y una caudal homocerca (con sus dos lóbulos iguales). Esta última aleta, asociada con la disposición bien compacta de los músculos caudales, es la responsable de la dirección y de la velocidad en la natación.

Todo el cuerpo se encuentra cubierto por una fina pero muy especializada epidermis que se halla protegida por una capa de mucus y presta inserción a las escamas cicloideas típicas de los Aterínidos. Muy llamativa es la región de la línea lateral. En los flancos del cuerpo del pejerrey la mencionada estructura sensitiva, anexa de los órganos de los sentidos, discurre junto a una notable estola plateada característica de este pez. El color plata brillante es producto de un reluciente pigmento.

La reproducción se lleva a cabo en los meses de primavera. Una hembra adulta puede llegar a desovar hasta cuarenta mil huevas, lo que no es garantía de una repoblación natural exitosa, dado que es muy variable el promedio de supervivencia y son múltiples sus depredadores.

La fecundación es externa. Las huevas son de color amarillento y se unen a modo de racimo por medio de un delgado filamento. Luego de la puesta se arraigan al fondo o a la vegetación acuática hasta el momento de ser fecundados para luego madurar hasta el nacimiento de los alevinos. La eclosión se produce entre los siete y los veinte días posteriores a la fertilización, dependiendo esto de la temperatura y de la naturaleza química del medio.

Si bien es considerado por los pescadores un pez “de todo el año” técnicamente es un animal estenotérmico. Este término alude a que el óptimo rendimiento de sus funciones vitales se cumple en condiciones de temperatura que oscilan entre los dieciséis y dieciocho grados centígrados. Se trata de un pez social y gregario que se desplaza migrando en nutridos cardúmenes.

Muchos son los pejerreyes que pertenecen al Orden Ateriniformes. Para nuestras aguas dulces, fluviales o lacustres, salobres y marinas, se citan 10 especies de pejerrey, entre las que descuellan para el pescador deportivo por ser susceptibles de pesca fluvial, las que mencionaremos con más detalle en este artículo y en el que publicaremos el próximo mes.

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