Los caminos del vino suelen conducir a historias tan ricas como el embriagante bouquet que desprende este caldo. En este viaje los invitamos a Uruguay; a las costas de Colonia del Sacramento. “Todo buen vino nace cerca de un río” es uno de los dichos que profesan muchos viticultores. Y esta no sería la excepción a la regla.
Fundada en 1854 la bodega Los Cerros de San Juan posee la historia viviente más longeva de Uruguay. Fue justamente Martin Christian Lahusen quien desarrollo su negocio familiar en estas tierras. Hijo de un empresario de Bremen, adquirió de su padre Christoph, la dedicación, perseverancia y vida religiosa que lo forjó como un gran empresario y persona respetada de la época.
Con el pasar de los años, la familia Lahusen desarrolló en esta región un pueblo modelo. Desde Europa habían traído las mejores razas bovinas para la producción de carne y leche y, así también, las mejores ovejas para la producción de lana. Esta comarca producía todo lo necesario para una vida sustentable y saludable. Quesos, jamones, conservas y aceite de oliva eran el destaque.
La firma llegó a contar con sus propios buques para transportar sus mercaderías desde y hacia Argentina donde también tenían campo. Los viajes eran constantes. A tal punto, que uno de los navíos fue bautizado Doña Ida, en homenaje de la esposa de Gustav Lahusen, la señora Ida Mathias. En Buenos Aires, los portuarios no tardaron el rebautizarlo el buque Ida y Vuelta.
Por supuesto, el vino no podía faltar en la mesa de los europeos del Nuevo Mundo. Asi fue que lo que hoy conocemos como Los Cerros de San Juan data de más de 160 años. Una historia de aventuras, amor, religión y, por supuesto, altos y bajos como la vida misma.
En la actualidad, se puede visitar la bodega situada a solo 30 minutos del puerto de Colonia. Un lugar donde se respira mucha historia valga la redundancia. Imperdible sentarse en el Almacén de Ramos Generales y tomarte una buena copa de vino con una picada. ¡Viajas en el tiempo!
Mi visita fue hace unos años atrás pero aún recuerdo el Lahusen Riesling como espíritu de esa familia pujante. Por supuesto, no dejen de probar el Cuna de Piedra Tannat. Insignia de la banda oriental.
¡Hasta la próxima travesía Capitán!