Los celtas tenían la maravillosa tradición de asignar una identidad espiritual a los ríos. Durius es la latinización que estas tribus dieron al río Duero y al poder de sus aguas; representado por un hombre poderoso sosteniendo una red de pesca.

El Duero nace a unos 2.160 m/s/n/m en el pico de Urbión en la provincia de Soria para recorrer 897 km hasta su desembocadura en el océano Atlántico en el estuario de Oporto. Este importante río que comparten España con Portugal tiene la fama de tener dos riberas muy codiciadas para los amantes del vino.

En su recorrido por Castilla y Leon aparece la majestuosa denominación Ribera del Duero donde la variedad Tinto del país o Tempranillo brinda tintos de gran carácter y elegancia extrema que enorgullecen a España. La casa Protos con una gran historia se jacta de haber cedido el nombre a la denominación mientras que Vega Sicilia sentó los cimientos de la reputación a nivel mundial. Luego llegarían otros viñateros como Peter Sisseck para elaborar obras maestras como el gran vino Pingus.

El rio sigue su curso hacia el oeste para llegar a los viñedos escarpados de Oporto. Aquí las aguas cuentan otra historia para convertirse en Douro y sus tradiciones son marcadamente diferentes. Naturalmente, los viñateros hablan portugués y, también…. inglés. Sucede que muchas de las casas de Oporto son manejadas por familias inglesas desde hace siglos. Los afamados vinos fortificados, mayormente dulces, son la joya de la corona para maridar con quesos azules, foie gras, frutas secas y chocolate. Y para cerrar una comida con un buen puro; tabaco maduro torcido artesanalmente.

La familia Symington de origen escoses reza por la tradición con marcas legendarias como Warre´s y Graham´s. Paralelamente, la tradición de la sangre portuguesa está dignificada por la familia Guedes del grupo Sogrape con vinos históricos como Ferreira y Sandeman.

Si tienen la oportunidad no se pierdan un recorrido por el Duero o Douro donde ambas regiones ofrecen una rica gastronomía de gran personalidad y estas aguas son testigos de la historia de dos grandes vinos.

¡Hasta la próxima travesía Capitán!